La presidenta del CGPJ fuerza la votación y fracasa en lograr que Martínez Arrieta y Lucas sean votados para las Salas II y III del Tribunal Supremo
Isabel Perelló desvela su apuesta, pero ante la resistencia de los 10 vocales del sector progresista termina votando en blanco para no votar con la derecha y borrar su etiqueta “progresista”.
La presidenta del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Isabel Perelló, terminó este miércoles 7 de mayo votando en blanco después de confirmar lo que ya le advirtió el sector progresista el pasado martes 6: que no aceptaban su iniciativa de impulsar el voto a favor de las candidaturas presentadas por el sector conservador para presidir la sala de lo Penal (Segunda) y de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Supremo (Tercera) del Tribunal Supremo.
Es decir: las de Andrés Martínez Arrieta y Pablo Lucas Murillo, respectivamente.
¿Por qué no votó Perelló con la derecha conservadora si proponía lo mismo?
“Para no cortar el rollo que difunde extramuros, a saber, de que es progresista”, según fuentes del CGPJ consultadas con El Periódico.
Los hechos: Perelló, en uso de su potestad, introdujo en el orden del día del Pleno de este miércoles 7 de mayo la votación para elegir a los magistrados en las presidencias de la Sala Segunda y Tercera, una pesadilla que ya era previsible, si se apura, desde antes incluso de la renovación en julio de 2024 del CGPJ.
En varias ocasiones, Perelló lo puso en el orden del día y llegado el momento, ante la evidencia del bloqueo, retiró ese punto y evitó la votación.
Las negociaciones entre los 10 vocales conservadores y los 10 vocales progresistas – composición del CGPJ que preside Perelló- no habían logrado romper el bloqueo. Y el martes 6, en una breve reunión con los representantes del sector progresista y conservador, se le informó que los progresistas no cederían.
Este miércoles 7 de mayo, al forzar igualmente la votación, el resultado ha sido de 10 votos a favor de Ana Ferrer y 10 votos a favor de Martínez Arrieta; y de 10 votos a favor de Teso y 10 votos a favor de Lucas.
El sector progresista está empeñado en que se aplique la ley de paridad vigente en una institución tan importante del Estado como el Poder Judicial representado por el CGPJ. Por ello su propuesta es que una de las dos salas, la Segunda y la Tercera, tengan una presidenta mujer.
¿Cuál de las dos?
El sector progresista no tiene preferencia. Estaría conforme con que la magistrada Ana Ferrer sea presidenta de la Sala Segunda, la Sala Penal.
Esta sala es muy relevante porque entre sus funciones está la de instruir y enjuiciar causas que afectan a aforados (diputados, senadores, presidente de Gobierno, fiscal general del Estado, y otros).
Pero el sector progresista no estaría menos conforme si se pacta que Pilar Teso, una magistrada independiente y de prestigio, presida la Sala Tercera. Que también es muy importante porque controla los actos del Gobierno (por ejemplo, nombramientos del Gobierno).
El sector conservador rechaza la candidatura de Ana Ferrer, a quien ya impugnó en favor de Perelló para presidir el CGPJ en julio de 2024.
La presidenta, Isabel Perelló, a quien Teso respaldó -con su voto en un Pleno de enero de 2011, contra un recurso que pretendía anular cuatro nombramientos, entre ellos el de Perelló como magistrada de la Sala Tercera- ha dicho internamente, según varias fuentes del CGPJ, que se siente amiga de Ana Ferrer y que la apoya “pero en la Sala Segunda no la quieren”.
El voto particular de Ferrer contra la decisión de sus antiguos compañeros del tribunal del procés de rechazar la aplicación de la ley de amnistía al delito de malversación ha provocado una campaña contra ella, que Perelló, precisamente, refleja con su excusa.
Por tanto, el sector conservador y Perelló no apoyan ni a Ferrer ni a Teso.
En el Pleno de este miércoles 7, Perelló abrió la votación de las presidencias de la Sala Segunda y Tercera con una advertencia: “Hablo como presidenta del Tribunal Supremo. Y quiero que se tenga en cuenta que la situación creada está provocando daño en la imagen del Tribunal Supremo”.
Al advertir que el bloqueo se mantenía, Perelló, en lugar de respaldar las candidaturas cuya votación había forzado -sabía, como se apuntado, que el sector progresista mantendría sus candidatos- optó por votar en blanco. Predicó una cosa e hizo otra para evitar alinearse públicamente con la derecha.
La votación tendrá una nueva oportunidad. La comisión de calificación del CGPJ elevará otra vez las cuatro candidaturas para las salas Segunda y Tercera (Martínez Arrieta y Ferrer; Lucas y Teso) -ya que se trata del mismo concurso- y si en esa nueva votación sigue el bloqueo, las mismas decaerán. Entonces se convocará un nuevo concurso donde podrán presentarse los mismos y otros candidatos.
¿Por qué no ha decaído este miércoles 7, cuando tuvieron dos votaciones para la Sala Segunda y otras dos para la Sala Tercera?
Fue una idea que sugirieron los vocales de la derecha, José Antonio Montero y José Luis Costa Pillado.
Pero Perelló se acogió al asesoramiento del secretario general Miguel Hernández Serna. Así, las candidaturas han sido devueltas a la comisión de calificación, que ahora volverá a elevarlos al Pleno. Tiene un plazo máximo de seis meses para hacerlo.
La derecha, y Perelló, no pierden las expectativas de que ante la amenaza de una candidatura del magistrado Pablo Llarena, en un nuevo concurso - ¡qué viene el lobo!- el sector progresista se doblegará y aceptará el mal menor de Martínez Arrieta y Lucas.
Pero los trece votos necesarios para sacar adelante una eventual candidatura de Llarena - que partirá con un voto menos en el sector conservador ya que su esposa, la magistrada Gema Espinosa, es vocal y tendría que abstenerse-no son fáciles de avizorar.
Martínez Arrieta se jubilará dentro de dos años y Lucas en un año y tres meses.
¿Considerará el sector progresista ante la tercera y última votación para las presidencias de las Salas Segunda y Tercera que podría ser mejor respaldar ambas candidaturas para continuar la batalla por Ferrer y Teso, respectivamente, después de un paréntesis, que precipitar un nuevo concurso donde la Asociación Profesional de la Magistratura (APM) podría impulsar a sus candidatos purasangre (la derecha afirma que Martínez Arrieta y Lucas no lo son), como podría ser el caso de Pablo Llarena, que, precisamente, fue presidente de la APM?
Mientras tanto, el “Plan Marchena” de todo atado y bien atado funciona. Aunque Martínez Arrieta no se mudado al despacho de la presidencia de la Sala Segunda, que Marchena abandonó a primeros de diciembre pasado y no siente que pueda iniciar su etapa con autoridad presidencial, y Lucas se mantiene en funciones desde hace largo tiempo, la derecha sigue controlando “en funciones” las Salas Segunda y Tercera”. De eso, precisamente, se trataba.
Información publicada en El Periódico de Catalunya.