La Haya ordena a Netanyahu que tome medidas para que el Ejército después de matar 26.900 palestinos no cometa actos de genocidio
El Tribunal Internacional de Justicia describe crudamente el panorama de muerte, destrucción y devastación del pueblo palestino pero dicta medidas de prevención cuando el genocidio lleva 112 días.
El Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) de La Haya ha descrito los actos de Israel en Gaza desde el 7 de octubre como posible genocidio con “daños irreparables”, ha dictado medidas provisionales de prevención, pero ha rechazado, como pedía la demanda de Sudáfrica contra Israel, ordenar el fin de la ofensiva militar de Israel.
La resolución es extraordinaria por el panorama que expone ante el mundo: la devastación, crisis humanitaria y muertes masivas de mujeres y niños como resultado de la ofensiva israelí tras el ataque de Hamás del 7 de octubre en territorio israelí, que dejó alrededor de 1.200 civiles y militares muertos.
Pero las medidas dejan en manos del presunto genocida -Israel- la prevención del genocidio. Cuando Sudáfrica presentó su demanda el 29 de diciembre del 2023, los muertos se elevaban a 23.000 palestinos; cuando se expuso el caso el 11 de enero de 2024, la cifra superaba los 24.000 muertos. El día que se leía la sentencia el número de palestinos muertos subió a 26.900, la mitad mujeres y niños.
Las medidas provisionales, según ha declarado Ricard Falk, el último de los relatores de las Naciones Unidas para los territorios ocupados que pudo visitar Gaza, puede “ahora conducir a una guerra de tira y afloja sobre lo que se cumple y lo que se incumple”.
Pero Benjamin Netanyahu ha conseguido uno de sus objetivos fundamentales cuando declaró el pasado 13 de enero que “ni La Haya nos detendrá en Gaza”, a saber, el Tribunal no ha ordenado paralizar la carnicería humana y material que llevan adelante las Fuerzas Armadas de Israel (FDI) al menos desde el 7 de octubre de 2023 de manera abierta,
“Es el genocidio más transparente de la historia humana” escribió Falk. Precisamente, la exposición que realizó el gobierno de Israel el 12 de enero de 2024 en La Haya se basó en un argumento: el ejécito israelí basa todas sus acciones militares en asesoramiento legal permanente. Según dijeron, cada acción importante es consultada por los jefes militares con los abogados expertos en legislación militar internacional.
Por tanto, existe un plan deliberado en el que se asume que la devastación y muertes de la poblacíón civil son “daños colaterales” habida cuenta de que, según han explicado, Hamás es una organización “empotrada” en la población civil, en hospitales, domicilios particulares, mezquitas y centros de la ONU,
En su orden, el TIJ exige a Israel la aplicación de seis medidas cautelares. La primera es que “que adopte medidas para no matar a palestinos”; la segunda, que “adopte medidas para que las acciones militares no incurran en actos de genocidio”; que se “prevenga y castigue la incitación directa y pública al genocidio de los palestinos”; “adoptar medidas para garantizar la ayuda humanitaria [alimentos, agua, electricidad]; “tomar medidas para impedir la destrucción de pruebas que pueden utilizarse para probar genocidio”; “presentar un informe en el plazo de un mes al Tribunal desde que dicte la orden”.
Es decir; a aquellos a quienes se atribuye actos que “posiblemente” (esta es la fase preliminar del pleito en La Haya) de genocidio se les da la oportunidad de contenerse, o autoenmendar, su conducta presuntamente genocida.
El gobierno de Sudáfrica ha recibido la sentencia preliminar y la orden como una victoria de su demanda y una derrota completa de Israel al ser calificado como un estado “posiblemente” genocida.
Pero la ministra de Asuntos Exteriores, Naledi Pando, puntualizó: “Para cumplir la orden del TIJ de la ONU se necesita un alto el fuego. Sin ello, la orden no funciona. En ella el alto el fuego está implícito. Cómo vas a facilitar la ayuda humanitaria y la provisión de agua y electricidad sin un alto el fuego?”
Fuentes jurídicas señalan que la razón para ignorar la principal petición provisional de Sudáfrica (“El Estado de Israel debe suspender inmediatamente sus operaciones militares dentro y contra Gaza”, esto es frenar la guerra inmediatamente para impedir que se consume el genocidio) obedece a la presunta búsqueda de “equilibrio” o “fallo salomónico ” del tribunal.
Es decir: como Hamás dispara cohetes sobre territorio israelí, y Hamás no es parte del procedimiento (solo los estados lo son), el Tribunal ha evitado una orden que exigiese solo a Israel paralizar la acción militar de inmediato.
En el espacio de tiempo en el que la presidenta del tribunal, la jueza norteamericana cuyo mandato vence el 6 de febrero próximo, Joan Donoghue, leía la sentencia preliminar y la orden del TIJ, los ataques israelíes han provocado 70 muertos adicionales en Jan Younis, en Gaza. Treinta días suponen el riesgo de más de 1.000 muertos, la mitad mujeres y niños,
Las medidas del Tribunal podrían haber funcionado racionalmente aplicadas poco después del 7 de octubre de 2023 como medida de prevención.
Pero una parte del genocidio ya se ha producido. Se trataba ahora de evitar su progreso y consumacíón.
Y es precisamente lo que el Tribunal ha evitado. Sí se puede admitir que Israel ha perdido su inmunidad. Al menos en términos políticos.