América contra el mundo
El presidente Donald J. Trump anunciará este miércoles 2 de abril, en el clima de mayor incertidumbre de los últimos años, los aranceles (impuestos) a los productos importados desde todos los países.
Donald Trump y Larry Fink
“El proteccionismo regresa con fuerza. La premisa tácita es que el capitalismo no funciona y que es hora de probar algo nuevo. Pero hay otra forma de verlo: el capitalismo sí funciona, solo que para muy poca gente”
Larry Fink, presidente y consejero delegado de BlackRock
“El proteccionismo regresa con fuerza” escribió este lunes 1 de abril Larry Fink, el primer ejecutivo de BlackRock, la firma de gestión de activos de 9 billones de dólares, la más importante del mundo, en una carta a sus accionistas.
A dos días del llamado Día de la Liberación de América, miércoles 2 de abril de 2025, en el cual el presidente Donald J. Trump tiene previsto declarar la guerra comercial internacional con la imposición de aranceles (impuestos) a los productos que Estados Unidos importa de todo el mundo, Fink confiesa que sus conversaciones con cada cliente, cada líder, aflora la “intranquilidad” que se siente sobre el estado de la economía global.
En rigor: es Trump quien vuelve al proteccionismo que ya comenzó a aplicar, sin éxito, durante su primer mandato.
Ahora se dirige al proteccionismo a lo bestia.
“La gente está más ansiosa sobre la economía que en cualquier otro momento de la reciente memoria”, advierte Fink, el ejecutivo que acaba de comprar los dos puertos que en el Canal de Panamá, que Trump desea recuperar, a una empresa china, operación que todavía está pendiente de la aprobación de las autoridades de la República Popular China.
Durante los primeros cincuenta días del nuevo periodo del mandato de Trump, el índice Standard & Poors de la Bolsa de Nueva York ha registrado unas pérdidas del 8 por ciento frente a una subida del 4 por ciento durante los primeros cincuenta días de su mandato 2017-2021, con subida récord del precio del oro y de los bonos del Tesoro americano. Los índices de la Bolsa de Londres y del EuroStoxx 600, han bajado, respectivamente, 0,9 por ciento y 1,5 por ciento, respectivamente, en ese período de cincuenta días.
El anuncio de Trump tendrá lugar este miércoles 2 al día siguiente de que la liberal Susan Crawford, respaldada por el partido Demócrata, ha ganado la batalla al candidato apoyado por el partido Republicano Brad Schimel del Tribunal Supremo de Wisconsin, un resultado que, según la versión exagerada de uno de los dos representantes que representan la diarquía norteamericana, Elon Musk, “afecta al destino entero de la humanidad”.
Este martes se ha decidido que el control del Tribunal Supremo en un swing state, o estado indeciso, que ha sufrido un diseño del mapa electoral a favor del partido Republicano, sigue en manos liberales: 4 a 3. Musk fue uno de los donantes más prominentes en la campaña, con 20 millones de dólares, y regalos de 1 millón para dos votantes de Schimel. El dinero no ha podido comprar la victoria.
Fink es de los que creen que los nuevos aranceles o impuestos que anunciará Trump -los llamados recíprocos, es decir que se aplican a todos los países con los que comercia EE.UU- podrían dar mucho juego.
“Hasta ahora el presidente se ha centrado en las tarifas con ciertos países [México, Canadá y China ] pero ahora se trata de las tarifas recíprocas ello puede en el largo plazo conseguir una baja de las mismas”.
En Román paladino: EE.UU subirá los impuestos (palabra que la Administración Trump se resiste a utilizar y prefiere hablar de aranceles) a los productos importados para acompasar a los que los otros países imponen a los productos norteamericanos.
Trump aplica de facto en sentido contrario una ley de 1934, la Ley de Tarifa Recíproca, que la Administración demócrata aprobó para dar al presidente Franklin D. Roosevelt los poderes para negociar con otros países, especialmente de América Latina, la bajada de tarifas a cambio de reducciones recíprocas hasta el 50% en EE.UU. Esos poderes estaban en manos del Congreso.
La paradoja es que esa ley fue un giro copernicano respecto a la política de Administración republicana del presidente Herbert Hoover, que, tras el estallido de la Gran Depresión, llevó adelante la política proteccionista que ahora resucita Trump.
Esa estrategia, la de la Smooth-Hawley tariff, de 1930 provocó una subida de las tarifas que llevó a una contracción del comercio internacional.
La previsión de Fink de que la apuesta de Trump podría funcionar a largo plazo supone la utilización de la espada de Damocles de los aranceles para obligar a negociar a los socios comerciales una reducción de los impuestos que mantienen para los productos norteamericanos.
Pero, como dijo John Maynard Keynes, “el largo plazo es el tiempo en que estaremos todos muertos”; y el impacto de los impuestos a la importación supondrá en el corto plazo una redistribución de la renta en el que serán la clase trabajadora y media quien pague la factura por el incremento de costes de los insumos utilizados para la producción en EE.UU y su traslado a los consumidores.
A las tarifas que prepara Trump se les puede aplicar la neolengua que utilizó el escritor George Orwell en su obra Mil novecientos ochenta y cuatro. Allí a la guerra se la llamaba paz y a la esclavitud libertad.
Pues los nuevos aranceles, según Trump, no serán una subida de impuestos sino una bajada de impuestos.
Peter Navarro, el llamado zar de los aranceles de la Administración Trump, el consejero para comercio e industria, ha señalado este pasado domingo en Fox News el mensaje.
“El mensaje es que las tarifas son recortes de impuestos, tarifas son empleos, tarifas son seguridad nacional”, dijo al vaticinar: “Vamos a obtener 100.000 millones con las tarifas aplicadas solamente a los coches. En el presupuesto vamos a conceder beneficios fiscales, créditos fiscales, a la gente que compre vehículos americanos”.
Navarro, sentenciado a cuatro meses de prisión por desacato al Congreso -se negó a comparecer ante el Congreso el levantamiento contra el Capitolio del 6 de enero de 2021 así como a entregar documentos que le fueron requeridos-, ha estimado que las tarifas recíprocas que anunciará Trump en el Día de Liberación de América, este 2 de abril, “permitirá recaudar 6 billones de dólares durante la próxima década”.
Paul Krugman, premio Nobel de Economía, ha escrito bastante sobre comercio internacional. En su crónica previa ante el anuncio de los aranceles señala este lunes 31 de marzo, frente a la idea de que EE.UU pueda recuperar la industria de antaño definitivamente perdida, con sentido común:
“El hecho es que el mundo necesita menos trabajadores industriales que antes, al igual que ya no necesita tantos agricultores, e, incluso, los países con grandes superávits en el comercio industrial no pueden contrarrestar esa tendencia. Esto no significa que debamos abandonar los esfuerzos por promover la industria donde sea lógico. Pero debemos hacerlo con una comprensión realista de que, pase lo que pase, seguiremos siendo una economía principalmente de servicios, y que, si realmente queremos ayudar a los trabajadores, debemos mejorar todos los empleos, no soñar con volver a una economía tradicional”.
Información publicada en El Periódico de Catalunya