Álvaro García, FGE, ¿quiere coger cinco días y pensarse si le merece la pena seguir?
La amenaza a la continuidad del fiscal general del Estado no depende de lo que vaya a resolver la Sala Tercera del Tribunal Supremo en el recurso de impugnación contra su nombramiento sino sobre todo de lo que aflore en las diligencias abiertas por el TSJM sobre la revelación de datos reservados en el caso del defraudador confeso Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso, lo que podría abrir un camino tortuoso para él al banquillo de la Sala Penal del Supremo.
He aquí una de las paradojas del “Estado Judicial” en España. Cuando un procedimiento de fraude fiscal es impecable por parte de la Agencia Tributaria y la Fiscalía de Madrid, sobreviene una batalla mediático-política con intervención de la Fiscalía General del Estado y lo copa todo. Veamos los cuatro actos de la acción.
Acto I
La Agencia Tributaria desarrolla una investigación tan rigurosa como eficaz sobre la defraudación de Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid.
Resulta que las inspectoras desmontan las empresas pantalla y detectan las facturas falsas para acabar estableciendo que la empresa Maxwell Cremona, de González Amador, había obtenido un beneficio de 2,33 millones de euros en la venta de mascarillas durante la pandemia (ejercicios 2020 y 2021) y que, al tributar, había hurtado de pagar 350.951 euros en su negocio de “facturero”, como se conoce en la jerga de los iniciados una de las modalidades de intermediación.
Y, a continuación, las inspectoras aportan su informe, como es habitual, a la Fiscalía de Madrid para que presente una querella o denuncia penal. El fiscal a cargo, hace su trabajo camino a la judicialización del caso, esto es, es contactado en este caso por Carlos Neira, el abogado que representa los intereses de González Amador, quien, a su vez es un conocido abogado en temas fiscales, exinspector y exalto cargo de Hacienda.
Surge la iniciativa de González Amador, a través de Neira, el 2 de febrero de 2024, de reconocer los dos delitos que contemplará la querella, pagar la cuota defraudada (350.951 euros), los intereses de demora y una sanción del 40%. En números redondos unos 500.000 euros. También se acepta ocho meses de cárcel, cuatro por cada delito, condicionado a la suspensión pacto del ingreso en prisión.
La querella, pues, está a punto de presentarse en los juzgados de Madrid. Eso supondrá la imputación de González Amador y de aquellos que le han prestado, a cambio de dinero, sus empresas pantallas. Es decir: el banquillo.
Acto II
Solo estamos a unos días de que el asunto, pues, pase a los juzgados.
El contexto político: ha estallado el caso Koldo de venta de mascarillas durante la pandemia el 21 de febrero.
Durante semanas, los medios no hablan más que del asesor-chófer-hombre de confianza del exministro José Luis Ábalos. También asoma el caso Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno.
Y he aquí que a mediados de marzo de 2024 se filtra la noticia sobre la defraudación de Alberto González Amador tras la venta de mascarillas. Es un tema goloso: afecta a la pareja de la jefa de las cruzadas en España contra Pedro Sánchez.
El centro de gravedad del caso de la defraudación fiscal se desplaza, pues, de las diligencias penales a la irrupción de Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de Díaz Ayuso que intenta contrarrestar las noticias sobre su pareja. Asume el papel de guardaespaldas de su jefa.
Su recurso: un correo reservado de respuesta de la Fiscalía de Madrid a Carlos Neira el abogado de González Amador. Allí se habla de un acuerdo de conformidad para presentar en el juzgado. Rodríguez hace pasar gato por liebre. Revela el correo reservado y dice junto a él que es la Fiscalía la que tiene la iniciativa del pacto y que "de arriba" no les dejan, dando a entender que hay una presión política de Pedro Sánchez.
La entrada en escena de Rodríguez provoca el salto al ruedo del fiscal general del Estado, Álvaro García. Obtiene los correos, se las apaña para exhibir uno de ellos a un medio de comunicación el miércoles 13 por la noche. Y al tiempo anuncia que se difundirá al día siguiente un comunicado de la Fiscalía.
El FGE habla con la fiscal superior del TSJM de Madrid, Almudena Lastra, sobre ese comunicado. La fiscal le explica que pensaba difundir un comunicado breve desmintiendo la información de Rodríguez.
Es decir: es el abogado de la pareja de Ayuso la que propone el pacto. Y punto.
Pero el FGE decide que el comunicado debe resumir toda la secuencia de hechos del caso y que debe difundirlo el gabinete de prensa del TSJM. No la FGE, no la Fiscalía de Madrid. El TSJM.
Lastra manifiesta su desacuerdo ese miércoles 13 y le pide la orden por escrito. El FGE se la da. A la mañana siguiente, jueves 14, el gabinete de prensa del TSJM difunde el comunicado en cuestión en el cual se hace una relación de los hechos. La base para elaborar ese resumen son los correos, que no se citan.
El fiscal general del Estado, pues, ha entrado al trapo de Rodríguez. La batalla mediático-política ocupa el centro de atención. Insistimos: el asunto de la pareja de Ayuso compite en los medios con el comisionista Koldo García.
En ese marco, la Fiscalía de Madrid denuncia a González Amador ante los juzgados de Madrid. La juez titular de juzgado de instrucción 18, María Inmaculada Iglesias, admite a trámite, el 22 de marzo, la denuncia de la Fiscalía de Madrid por dos delitos de fraude y uno de falsedad (facturas falsas) y cita a declarar al imputado González Amador el próximo 20 de mayo.
Acto III
Pero en el centro del escenario sigue la cortina mediático-política. Tanto el Colegio de Abogados de Madrid como González Amador presentan denuncia y querella respectivamente ante la Audiencia de Madrid y el TSJM por presunta revelación de secreto contra los fiscales de delitos económicos Julián Salto y la fiscala jefe de Madrid, Pilar Rodríguez.
Inmediatamente se produce una grieta en el TSJM.
La sala civil y penal del TSJM pide informe a la fiscalía del TSJM. Le toca por turno a la fiscal María de la O Silva. Antes de pronunciarse sobre la querella pide ver los correos para determinar si hay alguna base.
Pero la FGE le dice que se olvide de los correos, que la línea ya está fijada en un escrito de la Fiscalía de Madrid que rechaza la denuncia del Colegio de Abogados: no hay delito alguno.
La fiscal Silva exige una junta de fiscales de sala, órgano asesor en materia doctrinal de la FGE para que dirima sus diferencias con la FGE.
Aunque se ha abstenido, García obtiene en esa junta una victoria pírrica: 16 a favor de informar contra la admisión a trámite y 15 a favor de investigar (13 a través del TSJM y 2 en un juzgado de Madrid). Uno de los fiscales de sala, Pedro Crespo, se abstiene (es marido de Almudena Lastra).
Acto IV
Tanto la querella de González Amador como la del Colegio de Abogados son admitidas a trámite este martes 7 de mayo. Tendrán que declarar como imputados los fiscales Salto y Rodríguez. Quienes, lógicamente, se verán obigados a explicar quién les pidió los correos y a quién se lo dieron.
Y hay que tener en cuenta un elemento clave: Almudena Lastra, la fiscal superior del TSJM, que se ha abstenido, será un testigo relevante.
Un testigo de cargo, habida cuenta de que trató de perduadir, sin éxito, al FGE para que no se emitiera el comunicado que saldría finalmente el 14 de marzo.
Por tanto, lo que aflore en estas diligencias a la luz de lo que ya se sabe iluminará con mayor fuerza la utilización de información reservada en una batalla mediático-política dados los sabrosos ingredientes del asunto: a saber, la defraudación cometida por la pareja de Ayuso.
Álvaro García a su vez está pendiente de un recurso de impugnación a su nombramiento como FGE en la sección cuarta de la Sala Tercera del Supremo.
El FGE ha recusado a cuatro magistrados de dicha sección que a su vez anularon el nombramiento de la exfiscal general del Estado y exministra Dolores Delgado el pasado año como fiscal de la sala Togada Militar del Supremo.
La sección cuarta sentenció que García cometió al nombrar a Delgado, quien fue su jefa como fiscal general del Estado, una “desviación de poder”.
Y para mas inri, el pasado martes 7 de mayo esa sección anuló el decreto ley que nombró después a Delgado fiscal de Derechos Humanos y Memoria Democrática.
Pero aunque García está inquieto por lo que vaya a hacer la Sala Tercera del Supremo, todas las fuentes judiciales consultadas señalan que la amenaza a su continuidad vendrá de la querella de la pareja de Ayuso y de la acusación popular que se le ha dado en el caso al Colegio de Abogados de Madrid.
Una amenaza que le llevaría por un camino tortuoso hacia la Sala Segunda del Tribunal Supremo (encargada de enjuiciar al fiscal general del Estado) por su actuación en el caso González Amador.
Quizá entonces debería tomarse cinco días de descanso y anunciar el próximo lunes si le merece la pena seguir como FGE.
Su política en la FGE -y la del Gobierno- se está desmoronando.